La relación con los tuyos suele ser problemática.
Entre ellos no es fácil ser testigo del Señor, conocen tus debilidades y
piensan que tú no eres modelo de nada. No terminan de ver que esa relación con
Dios que tienes y a la que los invitas le aporte a tu vida algo muy diferente
de lo que ellos viven. Y al contrario, a mí me pasa, si recibo una corrección
de los míos me cae muy mal, pero mucho. Más que si me ha hace el Obispo vamos.
Y si me corrigen es porque me quieren. Creo que todo es cuestión de madurez en
las relaciones. El adolescente que fuimos sale de vez en cuando. Lo pienso
cuando los veo camino del instituto o en la parroquia. Necesitamos seguir
robusteciendo las rodillas vacilantes y fortaleciendo las manos débiles. Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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