El martes hablábamos de profesar con los
labios, hoy de mostrar con la vida. Nuestra vida transformada por el Espíritu,
vida nueva, vida contracorriente y llena de luz no puede ocultarse. Muchos que
no han visto la luz, que no tienen nuestra esperanza necesitan verlo, para
animarse como dice la primera lectura. Necesitamos fijarnos los unos en los
otros para estimularnos en la caridad. “Si el ama así ¿por qué yo no?” Pensamos
que se pega antes lo malo que lo bueno y no es así, la caridad tiene una fuerza
de contagio más grande que el pecado. ¿A quién vas tu hoy a contagiar? Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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