Ayer hablaba de lo importante que es animarse, el
desánimo es una de las herramientas del maligno. De una forma muy sutil corroe
nuestra esperanza con el sentimiento de que no somos dignos de amor de Dios. “no
voy a llegar a la meta”. Dice la primera lectura “temamos” no sea que pensemos
que hemos perdido la oportunidad. Ese
temor es estar alerta contra esta tentación. Los que llevaban al paralítico no
se desalentaron al ver que por la puerta no podían, se subieron a la azotea y
abrieron un boquete. Se nos pueden cerrar muchas puertas pero nunca la puerta
del perdón de Dios, de perdonar no se cansa y por lo tanto no descansa. Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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