Cuando era pequeño, este día lo vivía con mucha intensidad y realismo.
José y María estaban llegando a Belén y se iban a encontrar con las puertas
cerradas. No había sitio para ellos en la posada. El Arca del Señor en tiempos
del Rey David estaba en una tienda y él estaba preocupado por hacerle una casa.
El Mesías no tiene casa donde nacer, nace como los más pobres, las personas sin
hogar. Anoche en una oración comunitaria recibimos una Palabra que nos hablaba
de que la humildad de Dios derriba las murallas y las torres más altas. ¿Dejaremos
que esta noche nuestras torres altas de caigan ante el ataque fulgurante de su
humildad? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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