El Hijo de Dios no viene a este mundo como un extraterrestre
en un meteorito. Tiene antepasados y linaje. Es del Pueblo de Israel,
descendiente de Abrahán de la Tribu de Judá. El mes pasado escuchábamos que
Santa Teresa era nieta de un judío converso, que se convirtió al cristianismo.
En el s. XVI eso era terrible, si no eras cristiano viejo, es decir con cuatro
abuelos cristianos, se te cerraban muchas puertas. Es como lo de los ocho apellidos
vascos. Pues en el linaje de Jesús hay de todo. Las mujeres que aparecen son
precisamente extranjeras y hay adulterio, hay primogenituras arrebatadas… Hay
una corriente de moda que afirma que somos hoy la consecuencia de los actos de
nuestros antepasados (Constelaciones familiares). Sin llegar al cuasi-espiritismo
de esta corriente, sí que es saludable que oremos por nuestros antepasados y
nos reconciliemos con nuestro pasado. Es la sanación intergeneracional. Para Dios
no hay tiempo. Nuestra oración de hoy puede ayudar a nuestros antepasados de
ayer. La salvación que trae este niño es para todos los que nacen antes que él
y para los que nacieron antes también. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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