Al leer el Evangelio de esta mañana me he acordado
de lo que pasó ayer en Estrasburgo. El discurso del Papa en el Parlamento Europeo
y en la Comisión Europea. Aunque no se trataba de un juicio como dice el
Evangelio, nuestro Pastor estaba ante las instituciones de nuestra Europa. Y
fue testigo de la verdad. Ciertamente llevaba su discurso preparado y no se dio
la licencia de improvisar, pero esas palabras nacen del Espíritu Santo, del
discurso al que los necios no pueden hacer frente más que con el desprecio.
Aunque algunos populistas le aplaudieran no gustó a todos, no gustó a los
poderosos. Nosotros seguimos mirando al futuro con esa visión del Apocalipsis:
un día todas las naciones se postrarán, ante Jesús, no ante el Papa, sino ante
el único que puede juzgar. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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