En Jaén empieza hoy la Feria de Octubre que se
celebra en torno al día de San Lucas (porque ni es patrón ni nada). Hoy se
notaban las ganas de fiesta, ya he visto a las primeras mujeres vestidas de
gitana. Habrá quien no tenga ganas de fiesta por problemas de salud, muerte de
seres queridos, paro… ¿Y nosotros?
¿tenemos ganas de fiesta? Pues estamos invitados a una boda nada menos. Puede
que tengamos las mismas ganas de boda que cuando recibes una invitación y vas
de mala gana por cumplir. No es lo mismo que cuando quieres celebrar con los
novios la gran fiesta de su matrimonio. ¿Tenemos ganas de fiesta? Invitados
estamos, y nos puede pasar como a los de
la parábola que tengamos otras actividades que consideremos más importantes. ¿Vamos a la Eucaristía los fines de semana
como a una boda de cumplimiento o con ganas a la boda de un amigo? ¿Vamos con
traje de fiesta o con traje de funeral? Ya sé que esto del traje de fiesta nos
recuerda al Hijo Pródigo, a revestirnos de Cristo por el Bautismo de San Pablo…
pero hay cuestiones mucho más básicas.
Y esas ganas de fiesta no dependen de la situación
en que nos encontremos como con las ganas de feria. No es algo tan inestable
como nuestro estado de ánimo que unos días está nublado y otros luce el sol. El
que tiene “el corazón contento y lleno de alegría desde el día en que Jesús vino a su vida”, está acostumbrado a todo, a la hartura y la pobreza
porque todo lo podemos en Cristo que nos conforta como dice san Pablo. Incluso
podemos hacer fiesta compartiendo la
tribulación de otros.
Si tenemos ganas de fiesta invitamos a otros. “Vamos
a la feria” se escucha en Jaén. Por eso esto de las ganas de fiesta no es una
cuestión secundaria. Si tenemos ganas de fiesta estaremos dispuestos a salir a los cruces de
los caminos a invitar a todos los que nos encontremos. En Jaén hay un pueblo en
el que todos los vecinos están invitados a las bodas. Así pasa en las Bodas del
Cordero. El Padre invita no sólo al Pueblo de Israel, al de la promesa. Ha
preparado un banquete para todos los pueblo dice Isaías. Pero hay que salir a invitar, muchos no saben
que se les espera. TODOS están invitados.
Ayer salí yo a invitar a los niños que no se habían apuntado a catequesis una
vez que han hecho la primera comunión. Algunos por teléfono y los cercanos a la
Parroquia de casa en casa. Que feliz me sentía de salir a buscar ovejas. Una a
una. Cuando uno se decide a salir a
buscar experimenta un gozo muy especial, os lo aseguro. También me pasa cuando
voy por la calle repartiendo separadores de la Pastoral Universitaria. ¡Qué subidón!
Seguro que en la feria va a sonar mucho la letra “venga
que siga la fiesta de noche y de día”. La boda del Cordero es una fiesta que no
tiene fin. El festín no acabará porque la muerte ha sido aniquilada por el
Señor dice Isaías. Esto es lo que celebramos cada domingo. ¡Vamos a la fiesta!
Feliz domingo y bendiciones. Para ve rlas lecturas pincha aquí.

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