Hace unos días un hermano me decía que hacía tiempo
que había dejado de creer en la Iglesia como instrumento de salvación porque no
veía en ella más que malos rollos. Mientras escribo esto, como cada mañana,
suena de fondo música de Taizé. El
hermano Roger fue uno de esos cristianos que habían llegado a comprender lo que
significa la comunión eclesial. Es una posibilidad siempre por hacer, siempre
manchada. No creemos en una comunión ideal, sino en la que Dios puede hacer con
los mimbres que somos nosotros. “Ven
Espíritu de amor” escucho, es el Espíritu Santo el que hace la comunión, no
nuestras simpatías, nuestras capacidades… es siempre obra de Dios. Seguimos
invocando al Espíritu Santo. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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