Hace unos días un amigo me contaba que había
discutido con su hermana porque algo tenían que hacer, no podían mantener ellos
los pisos que habían heredado de los padres. La hermana no quería ni alquilar
porque lo consideraba una traición al legado de los padres. El legado que Jesús
deja a sus discípulos es su Palabra. Amar a Jesús es guardar sus Palabra cuando
él ya no está. Es una prueba de amor premiada con ser habitado por Dios. Cuando
no guardamos la Palabra fabricamos ídolos. La Palabra de Jesús no es
negociable. ¿Podemos dedicar un tiempo a revisar la Palabra que guardamos?
Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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