Esta mañana hemos celebrado la Misa Crismal en la
Catedral. Unos ciento cincuenta sacerdotes hemos renovado junto a nuestro
Obispo las promesas de nuestra ordenación. Cuando leemos la palabra de hoy sentimos
una mezcla de paz y tristeza. La paz al volver escuchar la voz de llamada que
desde el vientre materno nos ha ido seduciendo. Las tristeza al reconocernos en
Pedro, en su presunción, en su negación. Así somos los que ha elegido Jesús,
somos de barro, el nos conoce y confía en nosotros. El pone en nosotros capacidades que no
tenemos, su Espíritu Santo hace maravillas a través de nosotros. Qué grande es
ser sacerdote. Feliz Martes Santo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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