sábado, 15 de marzo de 2014

SEMANA SEGUNDA CUARESMA CICLO A DOMINGO

Hay un imperativo en la Palabra que resuena en la Iglesia en este tiempo "SAL". Dios le dice a Abraham "sal de tu casa y de tu tierra". El Papa Francisco lleva un año diciendo que quiere una "Iglesia en salida".  También El Hijo de Dios "salió" de la Trinidad para encarnarse y venir a nuestro encuentro. Esta semana el empobrecimiento del Jesús es precisamente ese: dejar la gloria y la majestad de la divinidad para manifestar la gracia de Dios a la humanidad. "Se hizo pobre para enriquecernos"; Él se encanó para que nosotros seamos glorificados. Jesús ha sacado a la luz "la vida inmortal". Nuestra riqueza es el encuentro con Dios, pero no el que dura un momento, el de una Eucaristía, un retiro, un rato de oración, es el Tabor al que se sube y ya no se baja. Abraham miraba las estrellas y esperaba una descendencia incontable con una tierra. Nosotros miramos a las estrellas y vemos una multitud incontable de hijos de Dios glorificados en la patria del cielo.


Pero bajemos al suelo… ¿Cómo podemos empobrecernos nosotros? Saliendo, dejando nuestro "bien - estar" y así ser una bendición para los otros. Cuando salimos de "nuestra casita" somos bendición para los demás. Este estilo de vida que llevamos tan cómodo nos instala en la autosuficiencia y nos aísla de Dios y de los demás. Podemos pensar hoy: ¿en qué me voy a empobrecer en cuanto a comodidad para ser bendición de otros? Cada uno según las fuerzas que Dios le dé. Anoche en la reunión de Cáritas se nos hizo una llamada. Una pareja en riesgo de exclusión necesita que un par de hermanos hagan la tarea de acompañamiento. ¿No escuchamos llamadas así a diario? ¿Qué es lo que escuchamos cuando oramos? ¿Escuchamos la voz de los que esperan ver en nuestro rostro la gloria de Dios? Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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