El lunes era la orla del manto, hoy son las migajas. Ayer precisamente
me preguntaba cómo es que algunas personas que han tenido una experiencia de
Dios en su vida, de algún modo fuera de lo común, no terminan integrados en la
Iglesia participando de la Eucaristía, del pan de los hijos. Pues así es, el
encuentro con Dios no se circunscribe a lo institucional, a las fronteras de la
comunidad. El Espíritu Santo es libre y sopla donde quiere. Tengamos cuidado
los sabios y entendidos de pensar que tenemos la exclusiva de la Misericordia
de Dios, el amor de Dios está más liberalizado que el comercio mundial
globalizado. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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