Esa astucia de
la que Jesús habla en el Evangelio que no
es únicamente la habilidad para engañar sino también la capacidad de
conseguir un objetivo mediante una treta. San Pablo era astuto. Uno de sus
empeños era ir a Roma a conocer las comunidades a las que escribe esta carta.
Lo consiguió ya preso apelando al César con el derecho que como ciudadano
romano tenía. Pero San Pablo era franco, sus escritos rezuman sinceridad como
cuando hoy reconoce que prefiere no construir sobre cimiento ajeno por puro
amor propio. En ámbitos de la pastoral
como la Universitaria, cuando tenemos que movernos en el foro público también
hay que usar de astucia. Cuando no lo hacemos nos dan por todos lados. Pidamos
la sabiduría de usarla hasta donde es pecado. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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