sábado, 9 de febrero de 2013

SEMANA QUINTA TO CICLO C DOMINGO


Isaías tiene una experiencia mística en el templo. Una teofanía, uno de esos encuentros con Dios que el Antiguo Testamento narra con unos signos que se repiten: ángeles, gloria, la alabanza… ante esta manifestación el hombre mortal siente que va a morir porque nadie que ve a Dios queda con vida.  Ante la santidad de Dios Isaías  se siente pecador: hombre de labios impuros  en medio de un pueblo de labios impuros. 

En el Evangelio Simón tiene la misma reacción «apártate de mí que soy un pecador». Pero esta experiencia no tiene lugar en el templo sino en el lago, en el trabajo, pescando. El carpintero les ha dicho que echen la red de nuevo, no tiene sentido lo que les dice: ¡pescar a pleno día! Lo que ha dicho el Maestro se ha hecho. La palabra de este galileo que enseña subido en las barcas tiene poder. La palabra de Jesús no es la palabra de cualquier profeta, Simón y los demás captaron mediante el sentido espiritual que es la Palabra de Dios. La experiencia de la  santidad de la visión de Isaías da paso a una experiencia de Dios en la acción de la Palabra en lo cotidiano. San Pablo recuerda a los corintios la Palabra, el Evangelio que les fue proclamado y que les está salvando, que está transformando su vida. ¿Experimentamos nosotros que la Palabra nos salva? ¿Conservamos la buena noticia que nos ha sido proclamada?

Nos podemos hacer otra pregunta ¿nos estremecemos ante la acción de la Palabra como Simón? ¿Hemos tenido la experiencia de haber sido pescados por Jesús por pura gracia como dice Pablo? Sólo son buenos pescadores de hombres lo que han tenido la experiencia de haber sido elegidos por puro amor a pesar del propio pecado. San Pablo dice que es el último de los apóstoles, habla de sí como un aborto. No dice esto para quedar bien. Es su evangelio, su buena noticia: “lo mismo que me ha pasado a mí te puede pasar a ti”. Yo también he muerto y he resucitado. Creo que los nuevos evangelizadores tenemos que mostrar esta actitud y comunicar lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Si vamos de súper apóstoles tendremos seguidores pero no hombres y mujeres nuevos. En esta tónica hablaba yo en mis homilías el domingo pasado: “yo también recibo sobres” y lo ponía en mi estado de Facebook. Porque yo soy un  hombre de labios impuros en medio de un pueblo de labios impuros,  pero por la gracia de Dios soy lo que soy porque Jesús me  ha dicho: no temas desde hoy serás pescador de hombres. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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