Al regalarnos el Padre nuestro, Jesús pone el
acento en el perdón. La oración es uno de los pilares de la Cuaresma. Al
comenzar miramos el ritmo de oración que llevamos en nuestro día a día y nos
preguntamos ¿es suficiente? Suficiente para que entre Dios y nosotros haya un
diálogo fluido en el que no puede faltar la escucha de su palabra. La oración
cristiana es más escuchar que hablar. Y para que la oración suba y vuele como
el incienso es necesario que salga de un corazón reconciliado. Cuando pensamos
o decimos que no somos escuchados deberíamos mirar primero si nuestra oración
surge de un corazón resentido. Tampoco hemos de esperar a tener un corazón
completamente sanado para orar. Entonces no oraríamos nunca. La misma oración,
y más ésta que nos enseña Jesús, como dice la primera lectura produce fruto y
ayuda a perdonar. Recemos hoy de forma especial la Oración Dominical. Feliz día
y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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