Jesús está de fiesta, sí él participa de las alegrías
de sus amigos y conocidos. Brindaba y bailaba por el amor de aquellos jóvenes.
Su presencia nos habla del sacramento del Matrimonio. Cuando Dios se hace
presente en una boda hace de ese amor un Signo de su amor fiel por la
humanidad. Isaías utilizó el signo de la boda para hablar del amor de Dios por
su pueblo. Jesús es el novio que está enamorado como dice San Agustín de «la
más fea». Él no ama a la humanidad porque la humanidad sea preciosa y se “merezca
su amor”. Él la colma de hermosura al amarla.
En este texto de las bodas de Caná todo es muy
simbólico. María, la madre de Jesús, provoca el paso de la Antigua Alianza, en
la que faltaba el vino que es el Amor del Espíritu Santo, a la Nueva Alianza.
El agua de las purificaciones, del ritualismo judío, del cumplimiento de la ley
sin espíritu, se pasa al vino nuevo del Espíritu que trae Jesús en abundancia. Otro
día Jesús hablará del vino y lo relacionará con su sangre vertida para sellar
la Definitiva Alianza de Dios con la humanidad.
En Pentecostés los Apóstoles parecen borrachos
porque están embriagados del Espíritu Santo.
El alcohol cuando emborracha degrada a la persona porque ésta pierde la
consciencia y la libertad. En cambio el Espíritu Santo al embriagarnos nos eleva
a la condición de hijos de Dios y nos da una libertad nueva frente al pecado.
La segunda lectura de hoy nos viene muy bien en el
contexto del Octavario de oración por la unidad de los cristianos. El Espíritu
Santo actúa en todas las Iglesias y confesiones cristianas. Y a en cada una
pone sus dones como las joyas que adornan a la novia. Esos dones puestos al servicio
de los demás sirven para el bien común, para la edificación de la única Iglesia
de Cristo. Es interesante que nosotros apreciemos los dones que el Espíritu
derrama en los demás. Nos sirvamos de ellos a la vez que ponemos los nuestros
al servicio de ellos.
Cada Eucaristía es la cena que «recrea y enamora».
Esas cenas que los matrimonios necesitan para mantener vivo el amor primero.
Cada Eucaristía es una boda en la que celebramos los desposorios de Jesús con
nosotros. Que nuestras mesas estén abiertas que sean acogedoras, sobre todo
para acoger a los inmigrantes que comparten con nosotros la fe. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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