BAUTISMO DEL SEÑOR

El Mesías nació en un establo de Belén y es ungido y presentado al pueblo en el Jordán junto a los pecadores. En el caso de San Lucas en un bautismo general, ni siquiera en uno particular. Jesús no es ungido en el Templo y presentado solemnemente por el Sumo Sacerdote. Incluso antes de que Juan lo presentara, fue señalado directamente por el Padre como su Hijo predilecto y amado.  Todo esto nos habla mucho del estilo de Jesús. Sale de Nazaret de trabajar con el martillo y la sierra y se pone al lado de los pecadores. Desde el principio quiere ser solidario con la humanidad que necesita reconciliación.

Él viene con la paz. La paz entre Dios y la humanidad. No es la paz de César Augusto, la ausencia de guerras impuesta por un poder fuerte. Esta Paz es un don de Dios, el fruto del perdón que Dios ofrece sin cansarse. Una paz que nace desde abajo, desde los humildes y los pobres que son liberados del poder del diablo y experimentan que Dios los quiere como hijos.

Esta semana he tenido muchos encuentros con personas de mi parroquia que me han hecho más consciente de la misión que tenemos por delante. Hay muchas cañas cascadas y pabilos vacilantes. El sábado pasado un compañero decía en una reunión que igual que el Papa ha creado un dicasterio para la nueva evangelización en cada parroquia debe haber este ministerio también. Y creo que es muy necesario esto. Necesitamos hermanos preparados para acoger a estos de fe incipiente y débil. Personas con este estilo de Jesús, que sepan escuchar, ponerse al lado, curar heridas, tocar el corazón, presentar a Jesús sin gritar ni vocear. Estamos demasiado ocupados en acompañar a los que ya han dado un paso en la fe y se nos van quedando por el camino muchos que sólo conocen el bautismo de agua y no han experimentado el fuego del Espíritu. La fe se fortalece dándola, compartiéndola. Necesitamos un impulso misionero. En este domingo el Espíritu Santo viene de un modo especial, acojamos su unción. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.