Imitadores de Dios, nada más y nada menos. Esto es
lo que trataban de hacer los judíos, al descansar el sábado, porque Dios
descansó el séptimo día. El modelo que debemos seguir nosotros es el de Cristo
que se entregó por nosotros como víctima de suave olor. Con el descanso
sabático se sacrificaba el trabajar, el obtener ganancia porque ese día era
para el Señor. Nosotros no sacrificamos tiempo sino nuestra misma persona.
Caminamos como hijos de la luz, sacrificando, es decir, renunciando a las obras
de las tinieblas que nos llevan a la perdición. ¿Qué sacrificaré hoy para
imitar a Jesús? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario