sábado, 8 de septiembre de 2012

SEMANA VIGÉSIMO TERCERA TO CICLO B DOMINGO


La semana pasada veíamos el rechazo de los dirigentes religiosos del estilo de Jesús bastante libre respecto a las tradiciones de los mayores. Hoy en cambio en el Evangelio los pobres en el colmo del asombro dicen: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.» Es la persona de Jesús que no deja indiferente a nadie. Jesús es el cumplimiento de la promesa de Isaías con respecto a los pobres, el Señor viene a salvar a mudos, sordos, ciegos y cojos. Éstos no son simplemente enfermos crónicos, disminuidos sin cobertura social. En tiempos de Jesús eran además podres espiritualmente porque eran considerados parte del grupo de los pecadores Su enfermedad era fruto del pecado, de ellos o de sus padres. Eran un grupo discriminado socialmente. Es impresionante las imágenes que utiliza Isaías para explicar esta misión “han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa el páramo será un estanque, lo reseco un manantial”. Son símbolos de vida, de vida nueva que brota donde no la hay ni hay posibilidad de que ésta se dé. Al final de este verano tan seco, la tierra clama por el agua del próximo otoño. De cara a este curso pastoral que se acerca, especial por ser el año de la fe, confiamos en que brotará la fe en muchos páramos que nos parecen perdidos del todo.
Podemos aplicarnos esta Palabra en dos sentidos. El primero a nivel personal dejando que Jesús nos toque y nos diga “effetá”. Seguro que hay relaciones en las que nos falta escucha o comunicación. Estamos bloqueados con personas cercanas a las que queremos o con personas con las trabajamos nos relacionamos. Jesús quiere liberarnos de esos bloqueos y quiere darnos una nueva capacidad de comunicación, de escucha, como un manantial nuevo.
Y en segundo lugar podemos escuchar esta palabra dejando que nos haga reaccionar y nos convierta en liberadores de los que se ven impedidos por una minusvalía. Sé muy bien lo que esto supone porque mi madre es ciega. A pesar de que hay muchos medios económicos, sociales, educativos a disposición de los minusválidos siguen siendo pobres. No siempre reciben la atención que necesitan, el trato que los haga sentirse con la misma dignidad que los demás. Pensemos en nuestra actitud con respecto a estos pobres por los que el Señor siente una especial predilección.
Vivamos esta Eucaristía intensamente con fe en el poder transformador de Jesús para que salgamos de ella también exclamando en el colmo del asombro “todo lo ha hecho bien”. Bendiciones y feliz fin de semana. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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