La fe nos salva. Esta mujer creía en el amor de
Jesús, confiaba en que sólo él podía sacarla en el pozo donde estaba metida. Había
escuchado sus palabras, lo había visto actuar y descubrió en él al Salvador. Ella
había creído en la buena noticia. Simón en cambio no. No se fiaba de Jesús,
prefería seguir en la seguridad de su cumplimiento, así se ganaría la
salvación. Pablo recordaba a los Corintios el núcleo del Evangelio que salva: “Jesús
muerto y resucitado”. Nosotros aunque hablen de un papiro en el que aparece la
esposa de Jesús no dejaremos de creer en el Evangelio en el que estamos
fundados. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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