Preparando algo sobre la adoración eucarística
recordaba Cuatro Vientos y el vendaval. El momento en el que el diácono leía el
Evangelio y pronunciaba la palabra amor, un viento impetuoso hizo que el
escenario temblara y el solideo del Papa casi se pierde. Fue como un nuevo
Pentcostés. Muchos percibimos que el Espíritu nos estaba llamando la atención
sobre lo verdaderamente importante: el amor. Como advertía Pablo a Timoteo: “que
no disputen sobre palabras; no sirve para nada y es catastrófico para los
oyentes”. A veces estamos enfrascados en
discusiones por títulos, marcas, términos, palabras y nos falta el AMOR. Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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