Los apóstoles ya no hablan de
la tierra, han recibido el Espíritu sin medida, y ahora hablan de los que han
visto y oído, dan testimonio. Igual que el Padre puso todo en la mano del Hijo,
el Hijo ha puesto en su mano todo. Es asombroso descubrir que en este puñado de
hombres y mujeres, en su testimonio, Dios deposita la obra de su salvación. Sin
su predicación Jesús hubiera durado unos cuantos años en la memoria de la
gente. El reto que nosotros tenemos no es menos arduo. Trasmitir a otra
generación la fe en una situación en la que también se nos quiere sacar del
FORO, de la vida pública y social.
Tenemos el Espíritu sin medida que Dios da a los que le obedecen. Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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