El ayuno de los cristianos no tiene como finalidad
conmover el corazón de Dios y conseguir que tenga clemencia. Acercar a Dios,
hacer que nos escuche. No tiene este sentido porque tenemos a Dios con nosotros
y nos escucha, estamos de boda, no de velatorio. Estamos celebrando su
misericordia. Nuestro ayuno más que penitencial es solidario, es desprendernos
para socorrer al que le falta. También tiene una finalidad práctica, mediante
el ayuno nos hacemos más libres de lo material, nos desapegamos para poder amar
mejor. Pensemos cuál es el ayuno que Dios quiere de cada uno de nosotros. Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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