Este pintoresco relato del Evangelio eme sugiere que la misión de Jesús no tiene fronteras. Está en terreno pagano, la presencia de los cerdos lo atestiguan. Pero Jesús no puede dejar de liberar a los oprimidos por el diablo. Y también al ver a este hombre liberado deseoso de seguir a Jesús vemos cómo la auténtica liberación da como fruto el seguimiento. Jesús le encarga quedarse para dar testimonio. Y así lo hizo, proclamaba lo que Jesús había hecho con él. Es como el ciego de nacimiento, que cuando le preguntaban qué pensaba de Jesús, si era un impostor, él respondía que sólo sabía lo que había hecho con él. Evangelizar no es dar teorías ni ideas. Es contar lo que Dios hace con nosotros, en nuestra vida. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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