A Jesús le pierde su compasión. Si calculara su
amor no se complicaría la vida. Estratégicamente hablando esta curación no fue
prudente porque le costó no poder entrar en los pueblos. Las cosas se le
empiezan a ir de las manos. ¿Es imprudente Jesús? Yo creo que no, se deja
llevar por ese puntillo irracional que tiene el amor. El amor verdadero no
entiende de cálculos. El Espíritu Santo muchas veces es un vendaval como el de
cuatro vientos. Un terremoto como el de hace dos años de Haití. Al leproso no había quien lo parara. Había
probado el vino nuevo y se había emborrachado. Jesús está enamorado, no es más.
¿Cómo ando yo? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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