Saulo
no sabía lo que hacía, es más pensaba que hacía lo correcto, lo que Dios
quería, perseguir a los blasfemos que anunciaban que el Nazareno había sido
exaltado a la diestra de Dios. Nadie podía convencerlo de ello. Fue Jesús en
persona el que le salió al paso y convirtió en basura todo lo que para él tenía
valor hasta ese momento. Esta es a verdadera conversión, no la de hacer el mal
a hacer el bien (Pablo según su conciencia hacía bien) sino la conversión a
Jesús, a su señorío que invierte los valores de la vida. Conozco muchas
personas que en su vida han experimentado esta conversión y este señorío. Y no
dejan de proclamarlo. Terminamos el Octavario de oración por la unidad de los
cristianos. Que todos nos convirtamos a Cristo. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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