En Juan como en ninguno de los Apóstoles se subraya
el rol de testigo, y lo percibimos como fundamento de nuestra fe. “Lo que habíamos visto y oído…lo que palparon
nuestras manos”. Jesús, su vida, su muerte y su resurrección no son un
espejismo, no fue una experiencia en el subconsciente colectivo de los
discípulos, no es una fábula bonita para niños.
Juan nos trasmitió su propia experiencia y no lo hizo como mero
cronista, sus escritos son fruto de mucha oración, de mucha reflexión, de la
experiencia de casi dos generaciones de cristianismo. Hoy podemos pensar en qué
se fundamenta nuestro testimonio personal. Qué experiencias de vida podemos
trasmitir. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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