El paranoico piensa que todo el mundo está en contra suya. Este mecanismo de defensa puede tener una raíz real, es decir, que esa persona haya sido fastidiada realmente por las demás. Otras veces no tiene base real y la persona es victimista por naturaleza. En estos momentos podemos desarrollar la paranoia eclesial de la persecución. Es verdad que ésta es connatural al cristianismo (aparece hasta dos veces en las bienaventuranzas). Pero podemos ver enemigos donde no los hay. ¿No os ha pasado esto alguna vez? El Papa decía hace unos días a los jóvenes alemanes que los daños para la Iglesia no vienen de sus enemigos sino de los cristianos tibios. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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