En un yugo van siempre dos. De ahí deriva el término “cónyuge”. Jesús nos invita a compartir el suave yugo de su amor. Es un yugo llevadero y ligero porque lo llevamos con él y porque está hecho del amor de su corazón. En esto del amor nos cansamos cuando tratamos de tirar nosotros solos. Pensamos que tenemos que hacer puntos para presentárselos a Dios. ¡Qué agobio madre mía! Como en el matrimonio todo está hecho de reciprocidad y aquí no hay problema porque la iniciativa siempre es suya, el siempre ama primero. Tampoco tenemos que preocuparnos de eso. Y tampoco tenemos que estar preocupados de si nos va a fallar, nos va a ser infiel, eso es imposible. ¿Qué gozada no? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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