Esta expresión de Jesús sobre el escriba siempre me ha parecido genial. En la vida espiritual hay que practicar mucho esto de combinar lo nuevo y lo viejo. Hay personas esclavas de la tradición y otras esclavas de la novedad. Esto es lo que hacemos siguiendo el camino de los Santos Padres al leer el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo. Hoy, por ejemplo, la lectura nos recuerda que cada uno de nosotros somos “Morada de Dios”, el Espíritu de Dios está en nosotros como la nube llenaba el santuario. Como las Tablas estaban en el arca, el Señor ha escrito la Nueva Ley en nuestros corazones. Y como el Señor marcaba el camino, también cada Eucaristía nos va marcando el camino. Cada Misa es una parada en el peregrinar y la Gloria de Dios nos inunda. Las realidades antiguas eran un anticipo de las presentes. ¿Soy yo como el escriba que entiende del Reino? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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