Jesús sube lanzado, se adelanta, no se echa atrás. Tiene clara su misión y el desenlace y lo asume con libertad. Y segundo anuncio de la pasión. Y de nuevo los apóstoles en otra onda. Los zebedeos pensando en asegurar sus puestos cuando Jesús les está hablando de entrega. Lo que le pasa a estos hermanos es un ejemplo del divorcio entre fe y vida que vivimos nosotros. Somos cristianos, vamos a Misa, participamos en movimientos y actividades, pero luego nuestra vida va por otro lado. Aspiramos a lo mismo que aspiran lo que no lo son. No buscamos ante todo el Reino de Dios y su justicia. ¿En qué se nota este divorcio en mí? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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