domingo, 6 de marzo de 2011

Domingo 9º TO CICLO A

Sin duda que la Palabra de este Domingo nos lleva al lema de la JMJ 2011 “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Col 2, 7). Una de las expresiones paulinas que Benedicto XVI ha escogido son la de edificar en Cristo. Leemos en el mansaje del Papa “Queridos amigos, construid vuestra casa sobre roca, como el hombre que "cavó y ahondó". Intentad también vosotros acoger cada día la Palabra de Cristo. Escuchadle como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con Él a vuestro lado seréis capaces de afrontar con valentía y esperanza las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos. Continuamente se os presentarán propuestas más fáciles, pero vosotros mismos os daréis cuenta de que se revelan como engañosas, no dan serenidad ni alegría. Sólo la Palabra de Dios nos muestra la auténtica senda, sólo la fe que nos ha sido transmitida es la luz que ilumina el camino” Son las palabras de un pastor preocupado por que los jóvenes cristianos tengan una fe firme basada sobre todo en la Palabra de Cristo cada día.
Si no vivimos una relación con Jesús en su Palabra diariamente podemos caer en una religiosidad puramente emotiva-sentimental “los que me dicen Señor, Señor” o efectista “hemos hecho milagros en tu nombre”. El paralelismo con la relación humana sería vivir una relación de amistad reducida a compartir sólo la diversión y los acontecimientos puntuales más importantes, pero no una amistad del día a día con profundidad. Sería una amistad adolescente, no madura. Pues lo mismo sucede a muchos creyentes, que no superan la etapa de relación con Dios adolescente. Consumen productos religiosos, casi utilizan a Dios y cuando llegan las tormentas y las tempestades, se encuentran totalmente decepcionados por Dios.
Nuestra forma de vida occidental propicia poco la madurez humana en todos sus aspectos. Los que tratamos con matrimonios en crisis nos damos cuenta de este problema. La adolescencia perpetua en la que nos movemos nos impide comprender que exista algo definitivo. Ni los compromisos como el matrimonio ni los principios morales. De esta forma vamos dando bandazos, como veletas nos dejamos llevar por el viento que toca en cada momento. Esto nos hace experimentar en el fondo una gran inseguridad que disimulamos consumiendo y yendo de fiesta “Ji ji ja ja”.
Como dice el Papa, cuando vivimos una relación con Jesús desde la objetividad del evangelio y su palabra, sin hacernos un Jesús y un evangelio a nuestra medida, se desarrolla una amistad firme con él. No se nos solucionan los problemas, sino que vivimos los problemas con una fuerza especial. Como me decían ayer unas familias en la Eucaristía del hospital donde soy capellán: “Es estas circunstancias sentimos la presencia de Jesús con mucha fuerza”.
A las puertas de la Cuaresma planteémonos una vez más nuestra relación con la Palabra de Dios, si realmente la ponemos como fundamento de nuestra vida y dejamos que impregne nuestras decisiones, deseos y proyectos. En la Eucaristía ponemos en práctica “haced esto en memoria mía” construyamos desde esta roca firme. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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