Esta mañana estoy con la resaca del testimonio de un misionero en
Siria. Nos contaba anoche cómo esos cristianos dan gracias a Dios por conservar
la fe. Lo pierden todo, incluso a los seres queridos, pero se sienten
afortunados de tener fe en Jesús. Al escuchar las palabras de Jesús: “estaréis
tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría” pienso en ellos. Saben
que la tristeza, para los que tienen fe, para los que viven con los ojos fijos
en Jesucristo, no es para siempre. Y que la alegría tiene la última palabra,
una alegría que será para siempre. Santo Domingo Savio decía: “el testimonio
de nuestra santidad es que nos vean siempre alegres”. Pues a dar hoy un
testimonio de alegría. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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