Esa decisión fue fundamental para que el
cristianismo siguiera adelante: “tanto ellos como nosotros nos salvamos por la
gracia del Señor Jesús”. La amistad con Dios es algo inalcanzable para el
hombre por sí solo. La humanidad no puede permanecer en la Alianza (no hemos
sido capaces de soportar) por sí sola. El sí de Jesús y su fidelidad sostiene a
toda la humanidad. La salvación no es un premio al esfuerzo sino un regalo
gratuito. Nuestro esfuerzo no es para conseguir sino para permanecer. Me gusta
decir en los bautizos que se le regala al niño un billete para el cielo. Un
billete que se puede guardar o perder. Y cuando desde la libertad se guarda, se
permanece, se vive una vida de alegría en plenitud. Hoy es buen día para
preguntarnos cómo estamos de alegría ¿Permanecer en Jesús es para ti fuente de
alegría? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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