domingo, 28 de febrero de 2016

SEMANA TERCERA CUARESMA CICLO C DOMINGO




“Yo soy el que soy”. Este domingo escuchamos la revelación del Dios de Moisés. Estas palabras enigmáticas y llenas de sabiduría (que dan lugar al acrónimo  Yahvé) nos dicen que Dios es tan santo que ni siquiera tiene un nombre (porque esto no es un nombre es una frase). No me voy a detener en la filosofía que hay detrás sino en su sentido espiritual. Las palabras acompañan muy bien al signo de la zarza ardiendo. Un fuego que no se extingue y que no destruye. En castellano tenemos dos verbos transitivos SER y ESTAR y cada uno tiene un sentido particular. No es lo mismo ser alegre que estar alegre. Dios no está, y por lo tanto a veces no está. Él es, no deja de ser, no deja de estar nunca. Su amor no se extingue, no deja de arder nunca. Él permanece, su bondad y compasión nunca se acaban ni se agotan.


Con la Parábola del Evangelio Jesús nos habla de la paciencia de Dios. Nosotros somos humanos y por tanto limitados. Nuestra paciencia a veces se acaba. Es por eso que nos cuesta entender que alguien pueda tener paciencia sin límites. Cuando decimos o pensamos “este no tiene solución”, estamos negando la paciencia de Dios. Nosotros podemos desesperar, pero no podemos pensar eso de Dios. Nosotros solemos ser como el dueño “corta la Higuera”, Dios en cambio es el viñador paciente “déjala un año más”. Hoy es el domingo de la paciencia de Dios. Un domingo para alabar y agradecer a Dios que espere tanto de nosotros. También podemos preguntarnos qué frutos espera el labrador de nosotros en esta Cuaresma. Este Dios que nos Reconcilia  Incondicionalmente, Repara  Incansablemente y Redime Inmerecidamente. Feliz domingo y bendiciones.  Ante un Dios así nos descalzamos y escuchamos su llamada a liberar a otros. Para ver las lecturas pincha aquí.

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