Al orar con estas lecturas me he acordado de una
frase que circula: “Dios no elige a los capacitados, capacita a los que
elige”. Dios llama. Dios nos necesita,
necesita de los seres humanos. No se puede llegar a conocer a Jesús si no se
habla de Él, si no se predica la Palabra.
Dios necesita mensajeros, profetas, misioneros. Y esto no es un derecho
que nadie pueda arrogarse. Dios llama y escoge a los que él quiere. La llamada es un regalo, un don que se acoge
con acción de gracias.
¿Que pide Dios a los que llama? ¿Qué requisitos
exige? Vemos en la Palabra de hoy a tres hombres que son llamados, los tres se
sienten indignos de la elección. Isaías hombre de labios impuros. Saulo fariseo
perseguidor de la Iglesia y Simón pescador tozudo y pecador. La condición es
esa, sentirse indigno pero capaz de decir sí. A veces el no querer compromiso
se reviste de una falsa humildad: “yo no puedo, no esto capacitado para eso…”.
Nadie está capacitado, Él nos capacita, a ti se te pide responder y dejarte
hacer.
¿A quiénes está llamando hoy Dios? Vivimos momentos
de poca pesca, de redes vacías. La Iglesia hasta hace 50 años se dividía en dos
grupos muy bien diferenciados, la Iglesia docente, la que enseña (los pastores)
y la discente, la que es enseñada (el pueblo fiel). El concilio Vaticano II
cambió esto y todavía no hemos acabado de asumirlo. Con fuerza se nos dice que
la Iglesia está formada por DISCÍPULOS – MISIONEROS. Todos somos misioneros.
Porque hoy Dios nos necesita a todos, llama a todos a ser testigos de Jesús.
Trasmitir la fe y ayudar a conocer a Jesús no es la función de los curas, las
monjas y algunos laicos cualificados. Todos podemos y debemos hacer esta tarea.
Jesús te está invitando a echar las redes ¿Qué le dices? Feliz domingo y
bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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