David deja el su reino en manos de Salomón y Jesús
en manos de los apóstoles. Formamos parte de una sucesión de creyentes que se
remonta hasta Abraham. Ninguno de nosotros se queda como dice el dicho popular “para
simiente de rábanos”. Detrás de nosotros vienen otros a los que pasamos el
testigo. Estos días vemos en las noticias cómo no es bueno que los políticos se
eternicen en los puestos. Es caldo de cultivo para la corrupción. Es saludable
rotar, cambiar, dar paso a otros. En los grupos eclesiales no siempre se acepta esto con paz. Nos
aferramos al cargo y actuamos como si fuéramos imprescindibles. ¿En qué tengo
que dar paso a otros? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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