He dado algunas clases en la universidad a posibles
futuros maestros de religión. Cuando dimos el tema de la Biblia les dije que se
trajesen una y protestaron, algunos no tenían. En la clase se les caía de las
manos, no sabían por dónde empezar. Mi madre que tiene 80 años dice que cuando
era pequeña estaba prohibido leerla. Quizá por eso lea leían algunos, pero yo
me pregunto: ¿qué nos pasa en la Iglesia Católica que no terminamos de acoger
la Palabra de Dios como un tesoro? Qué envidia cuando vas a un hospital y hay
una familia de protestantes y en vez de estampitas tienen sobre la mesilla su
biblia manoseada y subrayada.
El acceso a la Palabra de Dios ha cambiado. Antes
era sólo con las hojas y el libro. Ahora tenemos acceso digital mediante
internet. Hay aplicaciones para el móvil. Los libros del Evangelio para cada
día han sido desde hace 20 años un medio estupendo para que los católicos se
alimenten a diario del Pan de la Palabra. Pero podemos seguir siendo creativos.
En nuestra sala de oración hemos presentado los evangelios sobre la fiesta
envolviendo chocolatinas y los que hablan del mar como un barquito y los de
sufrimiento sobre un cartón mal cortado. Los salmos iban en peces, en papeles
de colores en copas o como etiquetas de botellas de aceite. Creo que la Palabra
de Dios hoy necesita marketing apropiado a nuestro tiempo. El alimento es el
mismo pero lo presentamos cocinado de otra manera.
La Palabra primero fue testimonio oral, que pasó a
ser escrito como vemos en el Evangelio de hoy. Escritos que serían muy escasos,
al alcance de muy pocos. La imprenta supuso una revolución y la Biblia es el
libro más impreso en el mundo. A los que no la tengan aún, os invito a tener
una relación con la Biblia, una relación de amor y veneración. Cuándo lo abráis
clavad los ojos en sus páginas como los judíos de Nazaret clavaron los ojos en
la sinagoga sobre Jesús. Y escucharlo a él, para mejor conocerlo, y mejor
amarlo. Que amemos a la Sagrada Escritura como nuestros hermanos protestantes. Un
católico que no ama y lee la Escritura es una célula del cuerpo de cristo sin
hierro, anémica, que no puede llevar oxígeno. Convirtámonos a la Palabra a su
escucha y estudio para poder descubrir que lo que dice se hace realidad en
nuestras vidas. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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