sábado, 22 de agosto de 2015

SEMANA VIGÉSIMO PRIMERA TO CICLO B DOMINGO

Anoche hablaba con unos amigos de los que cuando éramos jóvenes estaban con nosotros en la Iglesia y ya no están. “Cuantos se han quedado por el camino” era lo que decíamos. Pues a Jesús también se le quedan discípulos por el camino. El discurso del Pan de Vida culmina con esta crisis dentro del grupo de los que estaban con Jesús. Para los que se fueron eran indigeribles las palabras de Jesús, y lo que ellas encerraban, la pretensión de Jesús de ser Pan de Vida, y lo que esto implicaba: que sin Él no tenían vida.

Estoy leyendo “Una renovación divina” del Padre Mallon, un libro sobre la renovación de las parroquias. Me confirma que nuestra pastoral no da frutos porque no provoca el encuentro personal con Jesús resucitado. En la Parroquias hay personas con buena voluntad y ganas de hacer cosas pero no perciben a Jesús como ese Pan sin el que no se puede vivir. Eso es para unos pocos arrobados espiritualistas. Viven la pertenencia a la Iglesia desde la carne, como una opción personal de voluntariado y no desde la vocación fruto de una relación personal con Jesús vivo.


Cuando nos ponemos en estado de misión, empezamos a salir, a acoger, a anunciar el Kerigma a los que nunca lo han recibido, estos católicos de toda la vida se ponen incómodos. Tenemos que estar dispuestos a que nuestras comunidades vivan esta crisis. Este punto de inflexión en el que, como al Pueblo de Israel, toca optar. Y no se trata de optar por un estilo de pastoral o ciertos métodos. Se trata de seguir o no al único que tiene palabras de vida eterna, al Santo consagrado por Dios. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.  

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