Sigue el goteo de mártires. Ayer se dio a conocer
la ejecución en Libia de un grupo de cristianos etíopes. Esteban fue el primero
de los que dieron su vida como testimonio supremo de Jesús resucitado. El Papa
decía ayer en su homilía que el martirio libra a la Iglesia de la tentación del
poder. Nos degüellan como a corderos, mansos y débiles. Nuestro poder es el
amor, morir perdonando como Esteban, el perdón de los familiares de los
asesinados. Nuestro amor es más fuerte que su odio y este amor se alimenta no
de ideología ni fanatismo. Se alimenta en el pan de la Eucaristía, de la carne
del cordero inocente. Al celebrar hoy la Eucaristía sintámonos unidos a estos
hermanos nuestros mártires y sus comunidades perseguidas. Feliz día y
bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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