Para la cultura semítica que empapa la Biblia el
corazón es donde reside la voluntad, donde se toman las decisiones y por tanto desde
donde funciona la libertad. Por eso dice el profeta que Dios quiere meter su
ley en los corazones de sus hijos. Esto nos habla de la ley que hay en el
interior de todo ser humano, que no se aprende y que llamamos conciencia. La
conciencia nos enseña el camino del bien para alcanzar la felicidad. Pero a
veces escogemos algo pensando que es un bien y no lo es. Sucede cuando caemos
en una tentación. Escogemos pensando que eso es bueno y nos hará felices.
Actuamos engañados o equivocados. Por eso nosotros decimos que cundo no
escogemos el bien no somos libres. La libertad no es la mera capacidad de
escoger entre el bien y el mal, sino la capacidad de escoger libremente el
bien.
La palabra de este último domingo de Cuaresma nos
muestra la intimidad del corazón de Jesús en los días previos a su Pasión, es
decir, las turbulencias de su decisión. Jesús oraba con gritos y con lágrimas y
sufría escogiendo la voluntad del Padre. Como hombre era tentado y se le
presentaba la cruz como algo absurdo e inútil. Pero Jesús, en la oración,
descubría que su entrega daría fruto como la muerte del grano de trigo. Jesús
nos previene a cerca de la gran tentación, el gran engaño que es vivir para uno
mismo, amarse egoístamente. Ese camino lleva a la muerte y es estéril.
No sé cómo ha ido vuestra Cuaresma, yo la empecé
sin grandes planes ni propósitos y me he topado con un plan drástico de
conversión que ha sido como dejar de fumar. Hay un día que tomas la decisión de
que ya no vuelves a encender un cigarro. Y al tomar una decisión así es como un
pacto, una Alianza que renuevas cada día paso a paso. A veces no terminas de
creer que se puede ser verdaderamente libre, es decir, tener claro lo que es verdaderamente
bueno y escogerlo sin dudar. Pero es así. Es posible. El Espíritu Santo posee
el corazón de los seres humanos y lo sana y lo purifica de heridas, engaños,
tinieblas para que podamos caminar en la luz y tomar decisiones. Esto es lo que
hemos pedido hoy en el salmo, un corazón puro. Dios está dispuesto a hacerlo
¿Se lo vas a pedir? Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí..
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