sábado, 21 de febrero de 2015

SEMANA PRIMERA CUARESMA CICLO B DOMINGO

En primer lugar Jesús predica, llama, proclama. Lo hizo después de los cuarenta días de retiro en el desierto con sus propias tentaciones. Lo hizo una vez resucitado. Esto es muy curioso y aparece en la segunda lectura. Es lo que confesamos al decir “descendió a los infiernos”. La salvación de Jesús es universal en el tiempo. También es para los que vivieron antes que él.  El Sábado Santo recordaremos este “Misterio”, este acontecimiento salvador de la llamada de Jesús a los que esperaban la salvación  (ser conducidos a Dios)  desde el origen de la humanidad. Y Jesús sigue proclamando, llamando hoy a través de todos nosotros, los discípulos – misioneros que no nos cansamos de invitar al banquete del Reino.

Segundo: el contenido de la predicación. El evangelio, es decir la buena noticia. ¿Cuál es esa buena noticia? Que Dios ha hecho una Alianza con la humanidad que no puede romper porque no puede negarse a sí mismo. En la primera lectura vemos la primera Alianza del Antiguo Testamento, la de Noé, la del Arco iris. En el arca unos pocos fueron salvados de la muerte. En la segunda lectura se nos recuerda la definitiva y eterna, la de la cruz. Jesús murió por los pecados. A través del agua del bautismo podemos ser salvados de la muerte. La buena noticia es que podemos tener acceso a Dios, podemos relacionarnos con él como amigos, como hijos, ahora y, cuando muramos, para siempre. Cuando una persona acoge esta buena noticia reconoce su pecado, lo que lo aparta de Dios (el Espíritu Santo se lo revela) y siente una necesidad imperiosa de cambiar de rumbo en la vida, eso es la conversión.


Tercero: ¿a quién se predica? Ya hemos visto que incluso a los que vivieron antes que Jesús. Lo que quiero subrayar es que los destinatarios de la llamada son todos, todos sin excluir a nadie. Jesús murió por los pecados de todos, porque todos somos pecadores, culpables. Hasta hace poco estábamos acostumbrados a invitar a los de siempre, a los que van por la Iglesia, a los que pensamos que nos van a decir que sí. Conforme entramos en la clave de la Nueva Evangelización salimos a los cruces de los caminos a invitar al banquete del Reino donde se celebra esta boda (Alianza) de Dios con la humanidad. En el arca se salvaron ocho, ahora se salvan todos. No podemos ser indiferentes a tanto dolor y sufrimiento por no sentirse amados por Dios, invitados a la fiesta, reconciliados con el Señor. La mayor conversión que necesitamos es la pastoral, la de ponernos en verdadera clave misionera. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario