Hoy voy a compartir sobre la experiencia del
bautismo en el Espíritu Santo. No me salgo de los textos puesto que en los tres
se habla de ser ungido por el Espíritu y en el Evangelio concretamente se
afirma que Jesús nos bautiza con el Espíritu Santo. El Papa Francisco decía en
Roma en una Asamblea Nacional de la Renovación Carismática que una de las cosas
que esperaba de los carismáticos «que compartáis con todos, en la Iglesia, la
gracia del Bautismo en el Espíritu Santo». En primer lugar tenemos que decir que la
expresión en el evangelio de hoy se refiere a la obra entera de Jesús, Él es el
que da el Espíritu Santo sin medida, la vida nueva y hace posible una relación
con Dios nueva, una relación como hijos redimidos.
El Padre Rainiero Cantalamesa (Predicador de la
Casa Pontificia) explica que esta gracia también conocida como «efusión en el
Espíritu Santo» ayuda a desligar el sacramento del bautismo. Para la mayoría de
los bautizados desde pequeños su bautismo es como un regalo envuelto que no han
abierto. Esta experiencia les ayuda a desligar (está como atado) ese
sacramento. Y también, recordando Pentecostés, cuando decían que los Apóstoles
estaban borrachos, habla de la “embriaguez del Espíritu Santo”. Dice: «La
persona embriagada sale fuera de sí, sobrepasa sus límites y horizontes
ordinarios. También la embriaguez espiritual provoca lo mismo: hace salir de sí.
Pero no para vivir y actuar a un nivel por debajo de la razón, sino para entrar
en el horizonte mismo de Dios...».
Yo recibí esta gracia cuando tenía 15 años, el 13
de marzo de 1988. Hasta entonces yo era un catequista muy cumplidor y muy
aplicado en todo. Era domingo y el lunes tenía un examen de lengua. Cuando
llegué a casa por la tarde recuerdo que no me agobiaba en absoluto el examen y
sentado en la salita le dije a mi madre “no me importaría morirme ahora mismo”.
Había tenido una experiencia tan fuerte de Jesús vivo, había “tocado” la
eternidad que me sentía como Santa Teresa cuando decía “muero porque no muero”. Desde entonces no he dejado de compartir esta
experiencia y he visto como cuando se ora por los hermanos para que sean llenos
del Espíritu Santo sus vidas cambian, Dios hace maravillas en y a través de
ellos. Estoy convencido que no hay otra manera de evangelizar hoy que la de
tumbar el orgullo y la autosuficiencia con la acción poderosa el Espíritu Santo.
Esta experiencia ya no es patrimonio exclusivo de la Renovación Carismática. Está
presente en muchos otros espacios “no carismáticos” como los Cursos Alpha que estoy
poniendo en marcha en diferentes ámbitos. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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