sábado, 10 de enero de 2015

BAUTISMO DEL SEÑOR

Hoy voy a compartir sobre la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo. No me salgo de los textos puesto que en los tres se habla de ser ungido por el Espíritu y en el Evangelio concretamente se afirma que Jesús nos bautiza con el Espíritu Santo. El Papa Francisco decía en Roma en una Asamblea Nacional de la Renovación Carismática que una de las cosas que esperaba de los carismáticos «que compartáis con todos, en la Iglesia, la gracia del Bautismo en el Espíritu Santo».  En primer lugar tenemos que decir que la expresión en el evangelio de hoy se refiere a la obra entera de Jesús, Él es el que da el Espíritu Santo sin medida, la vida nueva y hace posible una relación con Dios nueva, una relación como hijos redimidos.

El Padre Rainiero Cantalamesa (Predicador de la Casa Pontificia) explica que esta gracia también conocida como «efusión en el Espíritu Santo» ayuda a desligar el sacramento del bautismo. Para la mayoría de los bautizados desde pequeños su bautismo es como un regalo envuelto que no han abierto. Esta experiencia les ayuda a desligar (está como atado) ese sacramento. Y también, recordando Pentecostés, cuando decían que los Apóstoles estaban borrachos, habla de la “embriaguez del Espíritu Santo”. Dice: «La persona embriagada sale fuera de sí, sobrepasa sus límites y horizontes ordinarios. También la embriaguez espiritual provoca lo mismo: hace salir de sí. Pero no para vivir y actuar a un nivel por debajo de la razón, sino para entrar en el horizonte mismo de Dios...».


Yo recibí esta gracia cuando tenía 15 años, el 13 de marzo de 1988. Hasta entonces yo era un catequista muy cumplidor y muy aplicado en todo. Era domingo y el lunes tenía un examen de lengua. Cuando llegué a casa por la tarde recuerdo que no me agobiaba en absoluto el examen y sentado en la salita le dije a mi madre “no me importaría morirme ahora mismo”. Había tenido una experiencia tan fuerte de Jesús vivo, había “tocado” la eternidad que me sentía como Santa Teresa cuando decía “muero porque no muero”.  Desde entonces no he dejado de compartir esta experiencia y he visto como cuando se ora por los hermanos para que sean llenos del Espíritu Santo sus vidas cambian, Dios hace maravillas en y a través de ellos. Estoy convencido que no hay otra manera de evangelizar hoy que la de tumbar el orgullo y la autosuficiencia con la acción poderosa el Espíritu Santo. Esta experiencia ya no es patrimonio exclusivo de la Renovación Carismática. Está presente en muchos otros espacios “no carismáticos” como los Cursos Alpha que estoy poniendo en marcha en diferentes ámbitos. Feliz fin de semana y bendiciones.  Para ver las lecturas pincha aquí.

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