domingo, 7 de diciembre de 2014

SEMANA SEGUNDA ADVIENTO CICLO B DOMINGO


Celebramos el Adviento entre dos venidas de Jesús, la que rememoramos en Navidad, la de Belén. Entre ambas Él no deja de venir, viene el Espíritu Santo en la actividad oficial de la Iglesia, en los sacramentos y como el viento que va a donde quiere viene y actúa en la vida de muchos creyentes e incluso en la de los no creyentes sin que ellos sepan que esto sucede. Juan nos dice que el Mesías bautiza con Espíritu Santo. Esta semana trataba del Espíritu Santo con jóvenes y reconocían que no sabían mucho de Él. Durante el Adviento el Espíritu actúa de una manera especial preparando el camino del Señor. Se hace presente en el desierto de nuestras vidas como el consolador. El consuelo de Dios no es una palabra, un mensaje, es la misma presencia de Dios. Él está siempre “con” nosotros “solos”.


¿Cómo prepara el camino el Espíritu? Abajando colinas y levantando valles. Mediante el camino de la humildad. A muchos humillados los levanta y a los soberbios los derriba de sus tronos. ¿Nos suena? Es el cántico de María. En el Evangelio de hoy vemos muy bien reflejado el camino de la humildad con sus tres grados. El primero es el de reconocer con humildad los propios pecados (como los que se bautizaban en el Jordán), el segundo el de no creernos más que los demás (no soy digno de desatarle la correa de las sandalias) y la perfecta humildad es la del Hijo de Dios que siendo Dios se hizo hombre, es la humildad del que se hace más pequeño voluntariamente. La conversión del Adviento va por aquí.  Por hacernos más pequeños para recibir al Mesías entre los pequeños. ¿en qué grado de humildad estoy yo? ¿Estoy dispuesto a ser bautizado con el Espíritu Santo consolador? Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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