San Pedro reconocía en la Asamblea de Jerusalén que
el peso de la ley mosaica era insoportable. El esfuerzo por cumplir la ley no
engendraba alegría sino agobio y miedo. Jesús nos habla de guardar mandamientos
permaneciendo en su amor y esto engendra alegría plena. Recordemos las veces
que hemos tenido que cumplir, que actuar por obligación, sin amor y cómo nos
hemos quedado. Y recordemos las veces que hemos actuado con amor, como
respuesta a una amor más grande ¿no experimentábamos una gran alegría? No hay
amor más grande que el de Jesús, "amado del Padre". Sigamos en Pascua
empapándonos de ese amor. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario