Ayer, día del Buen Pastor, día del párroco que
todavía se celebra así sobre todo en los pueblos terminó con unas cañas con
algunos jóvenes. Uno de la Pastoral Universitaria y otros dos de una de las
Parroquias en las que he estado. Cuando volvía a casa iba más feliz que una
perdiz. ¡Qué hermoso es ser pastor! ¡qué lindo es acompañar en la fe a los
hermanos y ayudarles a descubrir el amor de Dios en su vida! Dios me ha
permitido pastorear a parte de su rebaño, a parte de sus ovejas poniendo en mí
su mismo amor, el amor que llevó a Jesús a dar su vida por ellas. Doy gracias a
Jesús por la confianza que depositó en mí y sigue depositando. Doy gracias por
permitidme ver los frutos del pastoreo. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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