sábado, 29 de marzo de 2014

SEMANA CUARTA CUARESMA CICLO A DOMINGO

Seguimos contemplando la pobreza de Jesús. Este domingo es muy sutil, yo la veo en el hecho de ser completamente rechazado por las autoridades religiosas de su época. Dice el Evangelio que los judíos habían acordado expulsar de la Sinagoga a quin reconociese a Jesús como Mesías.  Jesús estaba considerado por ellos un pecador, no puede ser el enviado de Dios. Jesús es marginado por los judíos y la razón es que pone a las personas por encima de la norma, porque cura a los enfermos en sábado. Jesús no aprueba el fanatismo religioso. Él se empobrece, es la luz y rechazado por las tinieblas, y nosotros, que lo confesamos como Mesías, también rechazados por el mundo, somos acogidos como fue acogido por Jesús el ciego una vez que lo expulsaron de la sinagoga.
¿En qué nos podemos empobrecer este domingo? Podemos quitarnos las gafas negras de la ceguera, de la mirada sin fe. En primer lugar la mirada superficial. Dios no se fija en las apariencias al escoger a David. ¿Vivimos de apariencias, de imagen? ¿rechazamos a los demás por la pinta? En segundo lugar las gafas negras del pesimismo que en el fondo es falta de fe. Si sólo vemos lo negativo, si siempre nos estamos quejando, si no vemos las acción de Dios en el mundo es que estamos ciegos como los judíos del evangelio. En tercer lugar la mirada de pecado, la mirada no limpia, el pecado desfigura la realidad, cuando el pecado se apodera de nuestra mirada dejamos de ver a Dios.

Si nos desprendemos de las gafas oscuras, seremos enriquecidos con unas gafas de colores, son las gafas de la fe. Con ellas miramos más allá de las apariencias, miramos el corazón. Antes de juzgar analizamos y buscamos comprender. La mirada de fe es capaz de ver como dice el Papa Francisco el agua que puede ser convertida en vino, es capaz de ver crecer vigoroso el trigo en medio de la cizaña. La fe nos permite mirar la realidad con mansedumbre y con esperanza. Y la fe limpia nuestra mirada y como niños, con mirada nueva podemos mirar a Jesús y ver en él al Pastor que nos ama y es la luz del mundo. Este domingo los catecúmenos se preguntan si aceptan a Jesús como la Luz de sus vidas. Y para terminar con el testimonio, el Papa nos pide que como hijos de la luz  veamos en los pobres y en los últimos  el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Feliz fin de semana y bendiciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario