María y José se dirigen a Belén, la ciudad de
David, allí ha de nacer el que ha de perpetuar su trono para siempre. Lo que
Dios prometió a Abraham y a David está a punto de comenzar a cumplirse. Lo que
cumplir promesas y compromiso puede hoy parecernos poco importante, pero para
la fe de Israel era algo fundamental.
Nosotros hoy podemos prometer una cosa y cambiar de parecer, pero Dios
no es así, es fiel, aunque el cumplimiento de sus promesas no es cuando
nosotros pensamos, se hace esperar, pone a prueba nuestra confianza, la
aquilata y la purifica. Nosotros echamos cuentas como la preñada, y Dios tiene
otras cuentas. Demos gracias por ser testigos de cómo el sol nace de lo alto.
Feliz día de noche buena y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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