Los diez leprosos tenían fe en la palabra de Jesús.
Él les dijo que fueran a presentarse al sacerdote y creyeron que de camino se
curarían, pues al sacerdote iban los leprosos a que fuera certificada su
curación para poder ser reintegrados en la comunidad. Los diez tenían fe en la
curación, el poder de Jesús como curandero. Pero sólo uno tenía fe en Jesús
como más que curandero, fue el que se volvió y antes que obtener el permiso del
sacerdote, se postró ante Jesús. Era el gesto de la oración ante Dios, un gesto
de adoración. Mientras no llegamos a la adoración nuestra fe está en ciernes,
no ha madurado. ¿Nos postramos ante Dios o cómo los grandes de la primera
lectura queremos permanecer en pié delante de él? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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