Dios
no se olvida de nuestros trabajos, de nuestro esfuerzo por vivir el amor en
todas nuestras empresas y proyectos. Nuestra perseverancia no es en vano. Hay
veces en que me parece que no merece la pena, soy tentado con el desánimo, me
pasa cuando corro una carrera. Me tiro al agua en un triatlón y pienso: “me
salgo en la siguiente vuelta”. En el último que hice no podía correr y terminé
prácticamente andando pero terminé. Es muy importante no abandonar. En la
carrera de nuestra vida tenemos la esperanza, como ancla de nuestra alma de penetrar
más allá de la cortina del santo de los santos donde Jesús, el Señor de nuestro
descanso, ya ha entrado. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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